Mi más grande miedo
Me imagino que te has dado cuenta de algo: los días, los meses y los años pasan cada vez más rápido.
Creo que por eso la frase de Steve Jobs “aprovecha cada día de tu vida como si fuera el último” aparece cada vez más en mi mente.
Tú sabes como pienso. Tenemos que hacer que sucedan las cosas. Por y para nosotros mismos. Y aunque siempre me dicen que todo llega a su tiempo, yo les respondo que la vida se nos está yendo.
Sin desviarme del tema, esto es lo que quiero contarte:
Cada que puedo, le digo a las personas que no dejen pasar los días para cumplir sus más grandes sueños. Y desde el primer día que publiqué mi libro, muchísimas personas me han escrito para contarme sus miedos. Me encanta escucharlos. Y ayudarlos. Pero ahora yo también quiero contarte los míos.
Hace unos días escribí en otro blog muchas cosas que yo quería que las personas supieran sobre mí. Porque creo que a veces las redes sociales pueden distorsionar quien en realidad eres. Y sí algo estoy tratando de hacer es ser yo mismo al cien porciento.
Si no ha quedado claro, aquí va de nuevo. Amo lo que hago. Me emociona quien soy, lo que quiero ser, y lo que voy a llegar a ser.
Pero muy en el fondo, tengo un miedo muy grande, como todos lo tenemos.
Al grano: me da miedo estar en mis últimos días y darme cuenta de que no hice nada de lo que quería.
Es raro. Porque, aunque estoy haciendo cosas que me encantan y me apasionan, al mismo tiempo siento que me falta mucho por hacer.
Algunos de mis amigos me han dicho que necesito tomarme más días de descanso. Y que tengo que aprender a entrar en la mentalidad de no hacer nada y disfrutar de lo que ya has hecho.
Creo que eso no es para mí. Porque yo pienso que lo que tienes que disfrutar es el camino, y no la meta como tal.
Pero después de tanto tiempo con ese mismo miedo, creo que ya sé que es lo que lo causa: me gustan muchas cosas muy diferentes entre sí.
De hecho, cuando estaba en prepa, no sabía que carrera iba a elegir porque desde siempre me han gustado las empresas, pero también quería ser animador digital, economista, escritor, director de cine, presidente, programador, diplomático, hacer series, pero ser ingeniero.
Tengo una duda: ¿por qué durante toda la historia han tratado de imponernos la idea de que los humanos o las personas solamente podemos dedicarnos a una sola cosa, una sola profesión y una sola carrera?
Yo no podría. Me volvería loco. Y opino que está mal que “el sistema” nos haga elegir a esa edad.
¿Tú que piensas sobre eso? ¿Te gusta una sola cosa y ya tienes definido un solo camino? ¿O eres como yo, que quieres hacer de todo?
Al principio creía que yo era el único loco. Hasta que descubrí a un emprendedor exitoso que se llama Derek Sivers que se define a el mismo como alguien que quiere hacer muchas cosas. En su sitio web, escribió: “Quiero hacer artículos, libros, sitios web, música, compañías, sistemas, aplicaciones y especialmente nuevas ideas.” Básicamente de todo. Hasta ahora, ya vendió́ dos de sus compañías y está en Singapur en un año sabático que está aprovechando para seguir creando.
Me gusta su enfoque. Y él le puso palabras a lo mismo que yo sentía: querer hacer muchas cosas.
En uno de sus escritos también explica lo que ha definido su vida: decir ‘no’ a la mayoría de las cosas, para poder dedicarle el mayor tiempo posible a lo que sí quiere.
Lo que comparto en Twitter casi siempre es porque quiero que otras personas también lo vean. También le doy otro uso: compartir lo que yo mismo quiero recordar después. Como la frase que puse de Derek: “¡Si no estás diciendo ¡hell, yeah! sobre algo, mejor dile: no”.
Estos últimos meses del año voy a lanzar tres marcas o tres empresas que me emocionan tanto como para decir ‘HELL YEAHHHH!’ en cada uno de ellos. Y aunque ya estoy contando los días para que todos sepan de esos proyectos, he disfrutado muchísimo de todo el proceso. Como te decía antes, si no aprecias el camino de algo que estás haciendo, el final te puede decepcionar.
El 31 de diciembre acabará uno de los mejores años que he tenido en toda mi vida. Y el primero de enero de 2020 sé que mi miedo más grande va a volver a rondar por mi cabeza: “llegar al final de mis días y darme cuenta que no hice lo que quería”.
Algo bueno de mi miedo es que no me detiene. Al contrario: pensar en ese miedo, me da energía y hace que quiera ponerle más acción a cada una de mis ideas.
Y aunque sé que vienen nuevos retos desconocidos y metas que van a parecer difíciles, lo único que me mantendré recordando es que siempre todo parece imposible, hasta que se hace. Y que el miedo es una reacción, pero ser valiente es una decisión.
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